R.T. nació en la región
de San (Mali). Hoy cuenta con 28 años y forma parte de una familia compuesta
por sus padres y nueve hermanos más. Los padres se ganan la vida como
labradores. Desde pequeña ayudaba a su madre en las tareas domésticas a pesar
de sus limitaciones físicas. Padece una dolencia en la cadera y rodilla de una
de sus piernas que le impiden desarrollar una vida con normalidad. Sin embargo,
esto no ha sido obstáculo para caracterizarse por ser una chica alegre,
simpática, modesta, nada acomplejada y muy inteligente.
Ser mujer y tener esta
deficiencia física le habrían impedido asistir a la escuela, si no hubiera sido
por el amor de sus padres, cuya sencilla pero robusta Fe les hace ser personas valientes
al desafiar las costumbres del entorno en el que viven. El cariño recibido de
sus progenitores permitió a R.T. crecer con gozo, energía e ilusión. Su madre,
una mujer experimentada, sabia y conocedora de cuantas trabas tiene este mundo
para con las mujeres, y más aún con el hándicap de su hija, sufría al pensar en
las pocas posibilidades que la vida le concedería. Con la intención de
mentalizarla sobre lo que le iba a tocar vivir, la madre le susurraba con
ternura, pero también con mucha sinceridad, lo que este injusto mundo les tiene
preparado a las personas con limitaciones. Sin embargo, la pequeña tenía la
certeza de que el ser humano es más grande de lo que su madre le decía. Convencida
de que hay muchas personas buenas en el mundo le contestaba: << Mama yo he tenido mucha suerte de nacer y de
teneros a vosotros como padres. No sólo me permitisteis vivir, sino que además confiáis
en mí. Igual que vosotros, en el mundo hay muchos seres buenos y generosos. Si
he podido llegar hasta aquí debo continuar. ¡Hay una certeza en mi corazón! Mamá,
Dios quiere que a pesar de mi limitación colabore en algo grande>>. A
lo que su madre le respondía que era una soñadora y que le tocaría sufrir
mucho. La hija mirándola a los ojos (gesto no habitual en su cultura) y le dijo
<<no pierdo nada, lo intentaré>>.
Con las enormes
limitaciones de una estructura sanitaria pobre y de los escasos medios económicos
de la familia fue intervenida quirúrgicamente. La pierna derecha quedó para
siempre completamente rígida. A pesar de ello era capaz de correr como una pequeña
gacela recién nacida en plena primavera. Sus padres pensaban: ¿qué será de
nuestra hija?
La pequeña llego un día
a casa con una luz especial que su joven rostro reflejaba y que pronto su
familia entendería. Había decidido irse a Bamako (capital de Mali) a trabajar y
ganar lo suficiente para devolverles no sólo lo invertido en su operación, sino
también el gasto de los costosos tratamientos.
Ella les contó que una
amiga del poblado se había ido a Bamako; que en el centro social le habían
enseñado a hacer muchas cosas, y que gracias a ello pudo encontrar un trabajo
de mejor calidad del que tenía anteriormente. Ahora podía disponer de más medios
económicos sin tanto esfuerzo. Sus padres se miraban haciendo un ligero gesto
negativo con la cabeza… Ella insistió <<lo intentaré>>.
Dicho y hecho. Era ya el atardecer cuando llegó al
centro de las Religiosas de María Inmaculada (RMI). En una pequeña bolsa de
plástico azul llevaba todo su equipaje. Se le dio de cenar, tomó una ducha y
cansada pero ilusionada comenzó su sueño.
Antes de cantar el gallo
comenzó su primer día. Empezó barriendo el patio, continuó limpiando cuanto vio
a su alrededor, mientras, en voz baja se repetía <<lo intentaré, lo intentaré>>.
Las RMI con cierto
recelo y mucha cautela, debido a la limitación física que tenía y sabiendo lo
que esto supone para una mujer en África, quisieron darle las tareas más
sencillas y de menos esfuerzo, pero ella con su vivo carácter y una
privilegiada inteligencia dijo: <<si
ella pudo, yo también>>. Se refería a la amiga que le dio la idea de
viajar hasta el centro de Religiosas.
Tras varios meses en el
centro y sin terminar aún su formación conseguimos encontrarle un trabajo. Teníamos
el temor de que pudiera ser un fracaso para ella y que le produjese frustración
y sufrimiento. Cuál fue nuestra sorpresa cuando unos días más tarde vino contando
maravillas sobre el trabajo y los empleadores, que estaban muy contentos con
ella y querían que continuase. La responsable del centro se acercó al lugar donde
estaba trabajando para verificar lo que R.T. les había contado. Toda la familia
le habló de las cualidades de ella, de la predisposición y alegría con la que
hacía cualquier tarea que se le pedía. la señora de la casa la casa dijo:
<<esta criatura es un Ángel
poderoso y bueno que ha venido a Bendecir este hogar>>.
Durante varios años
continuó trabajando en aquella casa, hasta que los dueños se trasladaron a otra
localidad. Después tuvo otros trabajos donde reiteraron las extraordinarias
cualidades para atender a niños y mayores, entre otras de sus muchas
habilidades.
Comenzó con corte y
confección y con la ayuda de las RMI inició su formación en Repostería, Cocina
y Bordado. Posteriormente le propusimos que trabajara en sustituciones en el tiempo
de vacaciones para completar su formación a modo de prácticas. Continuó en el
Internado y aprovechó cada oportunidad, cada momento para aprender y crecer en
todas las disciplinas y dimensiones personales. Le costaba estudiar, pero con
paciencia, esfuerzo y nobleza se dejó llevar por los consejos de las compañeras
y de cuantos podían ayudarle. Aprendió el Bambara (lengua local), francés y las
diferentes materias de matemáticas, geografía, historia… Todo lo que fuese
aprender era una aventura maravillosa para ella.
Su presencia transmite luz
allí donde esté. Cuando cuenta algo lo hace con un encanto especial, divertido
y alegre.
Tiene grandes metas.
Ante todo, confía en que en el mundo hay más bueno que malo y que si se siembra
lo bueno, lo malo dejará de existir. Personas sencillas, buenas y felices como
ella tienen el poder de hacer un mundo mejor. Ella tiene en la cabeza una
idea: <<Hay una certeza en mi
corazón, Dios quiere que a pesar de mi limitación colabore en algo grande>>.
Pasaron los años y en
junio del 2020 obtuvo el diploma de los estudios realizados. También accedió al
CAP de corte confección y Labores de “capacitación profesional”. A día de hoy sigue
formándose en Cocina y Repostería. Para alcanzar un mejor aprovechamiento de
los niveles adquiridos y poder acceder a trabajar en equipos de Formación necesita
mejorar su francés. La hemos orientado y ella ha aceptado a trasladarse a
Burkina Faso donde los niveles de formación son más adecuados y de mayor
calidad con diplomas reconocidos a nivel de África Occidental.
Su camino apenas acaba
de empezar. Con el tiempo descubriremos aquello que la hará grande. Aunque su
sola presencia contagia alegría allá donde está, quizás sea esta su grandeza.
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